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Mostrando entradas de noviembre, 2023

La tiranía de los niños.

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Carta a un padre de un alumno del instituto:   ¡Amigo mío! ¿Qué es eso de que a ver si tiene que venir a tirarme de las orejas? ¿se da cuenta de que somos personas adultas, y que aquí no se admite la violencia física ni verbal? ¿no se da cuenta de que los niños mienten a veces? ¿no se da cuenta de que su hijo le ha mentido, y no le he puesto un dedo encima ni le he insultado? Lo que le ha dicho su hijo es absolutamente falso. Le he gritado, claro, y le he humillado delante de sus colegas, y eso no le ha gustado. Le he gritado, porque es un desobediente y un maleducado. Pero no es para que usted le siga la corriente, por el amor de Dios. Así usted lo está malcriando. Si le dejamos hacer lo que quiera, si no obedece a los profesores, nos va a despreciar, ya lo está haciendo, a la autoridad y a todos, y no va a haber nadie que lo arregle. Lo que no podemos los profesores es soportar a aquellos niñatos de 12 años que nos pierdan el respeto. “Estate quieto, para ya, deja de hablar, deja de

El profesor gris.

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  Esta es una historia basada en hechos reales:   Érase un profesor gris. Entraba cada día por la puerta del aula con la mirada perdida. Algunos alumnos le esperaban dentro, sentados en las mesas o tirándose papeles. Otros entraban corriendo y gritando desde el pasillo. El profesor se sentaba en su silla sin hacer ruido, con premura, como si quisiera empezar y acabar pronto. Comienza a hablar, y el escándalo de la clase pasa a ser murmullo, y casi silencio. Habla del tema que le ocupa, según su agenda semanal. Sabe qué tiene qué decir, y no oye lo que tiene alrededor. El grupo de alumnos lo ignora, igual que él ignora a sus alumnos. No hay comunicación, pero no se echa en falta. Los alumnos hablan entre ellos, en pequeños grupos. Unos escuchan música con el móvil, otros miran Instagram. No atienden. No toman nota. No escuchan. El profesor habla de manera monótona, sin altibajos, como un repiqueteo pesado de palabras que suena, pesado y rutinario. No llama la atención a ningún alumno, ¿

¿Es que nos tienes castigados?

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Nada más lejos. Pero creo que hay mejores maneras de acabar el año en el instituto, los últimos días de clase. Llega la Navidad . Cada cual la entiende a su manera. ¿Qué ambiente navideño queremos mostrar? ¿Chocolate, villancicos, caramelos, regalos, paz y amor? Me parece estupendo. La Navidad cada uno la vive en su casa como cree que hay que vivirla. ¿Y en el Instituto? El peso de las actividades musicales no debe recaer en mayor medida en el profesor de música, por más que tradicionalmente haya sido así. La víspera de Navidad es vivida de manera tradicional por todos, como nos enseñaron nuestros padres , y no queremos que esta tradición se pierda, pero no me parece justo que se busque al profesor de música o al de religión para realizar una actividad que por tradición es religiosa, y se justifiquen argumentos para echar la asignatura de religión de los centros educativos. Además, con la paradoja y el agravante de dar religión católica menos de un 10% del alumnado, teniendo un enorme