Parada en boxes.
Unos días en el hospital.
Martes 16 de mayo de 2017 (6º día
en el hospital)
Empiezo a escribir en mi 6º día
en el hospital “Virgen de la Arrixaca” de Murcia. Ingreso el jueves 11 de mayo
a través de Urgencias. Es aquí donde, alrededor de las 10,00 de la mañana, me
da una crisis respiratoria. Rápidamente me ponen una vía en cada brazo, me
ponen una mascarilla con oxígeno, me meten un tubito por la nariz para ver si
hay algún objeto que pueda obstruir las vías respiratorias. Paso a una cama de
Urgencias. Al rato me quitan la ropa y la meten en una bolsa. Camisón y a
esperar con la cama en un pasillo. Al cabo de varias horas me llevan a otra
sala llamada de prehospitalización. Allí estoy otro par de horas hasta que me
pasan a planta, 3º izquierda, nº 337. Mi compañero de habitación se llama
Juanfran y es maestro.
Todas las noches me levanto con
pequeñas crisis respiratorias, o episodios, como llaman los médicos. 1ª noche a
las 5:30 (el 12/5). 2ª noche a las 6:30 (el 13/5). 3ª noche a las 7:30 (el
14/5). Hay 248 losas en el suelo del pasillo de punta a punta a lo largo de la
3ª planta. Cuando me pica la garganta ando para no pensar en respirar. Una
aplicación del móvil me dice que doy unos 8.000 pasos diarios, y hasta 8
kilómetros he llegado a andar en un día.
Viernes 12 de mayo de 2017 (2º
día en el hospital)
Viene la doctora Isabel Parra, de
Neumología. Le cuento lo que me pasa y me manda hacerme un TAC (rayos X) para
el tórax y otra prueba para el estómago. El sábado y domingo no hay visita
médica ni pruebas.
Sábado 13 de mayo de 2017 (3er día en el
hospital)
Cumpleaños de la abuela (80
años). Lo celebra en el hospital. Sopla las velas en el restaurante con el
abuelo Paco y Lina. El número 80 está pinchado sobre un pequeño bizcocho que
venía con el menú del día. Suben además a verme Miguel y Pascual.
Domingo 14 de mayo (4º día en el
hospital)
Por la mañana no vienen los
abuelos porque se van de romería a Santa Ana. Solo viene Pascual. Por la tarde
llaman diciendo que los abuelos han vuelto de Jumilla cansados y no suben.
Lunes 15 de mayo de 2017 (5º día en el
hospital)
Prueba del TAC. Son rayos X
debajo de un arco por donde te meten. Ha sido rápido, pero han pasado tres
urgencias antes que yo. Cuando vuelvo me encuentro a la abuela en la habitación
y me dice que un momento antes había pasado el médico del estómago. Al rato
pasa la doctora y me cuenta que mañana no vendrá, que tiene consulta. Pasará el
miércoles. No sé qué pasará con la prueba del estómago. Dice que podría ser de
modo ambulatorio, desde casa, pero primero tiene que ver el resultado del TAC.
Martes 16 de mayo de 2017 (6º día
en el hospital)
Me levanto a las 7:30 con el
mismo malestar en la garganta. Un picor que me hace toser y al toser me cierra
la respiración. Ayer tuve mocos con sangre y me sentía un poco mareado y
cansado. Hoy estoy mejor.
Vienen los doctores del estómago.
Me observan y preguntan. “¿Seguro que no fuma usted?” –“Seguro”, les digo. Me
lo preguntaron varias veces. “Puede ser una hernia de hiato. La prueba de la
endoscopia será esta tarde o mañana y nos lo confirmará”.
Miércoles 17 de mayo. (7º día en
el hospital)
A las 9:00 me bajan a Rayos
(planta -1) pero estando ya a punto de realizarla, el endoscopista se frena. El
médico me ve toser y no se quiere arriesgar. Si empiezo a toser durante la
intervención me podría ahogar, ya que tengo un tubo que me meten por la boca
hasta el estómago. Quiere una intervención segura, con anestesista y anestesia
total. Así que vuelta a la habitación. Al rato me viene a buscar una auxiliar
con un carrito de ruedas. Vamos a realizar un electrocardiograma. Al rato de
estar de vuelta en la habitación me llevan otra vez en carrito de ruedas a que
me vea el Dr. Sánchez, otorrinolaringólogo. Me llama la atención su cojera.
Apaga las luces y me mete un tubito por la nariz, para ver hasta las cuerdas
vocales. Dice que cree que es un reflujo gástrico. Me manda antibiótico porque
ha visto mocos en la nariz.
La doctora Isabel Parra me da
segundo parte de baja (a los 7 días). Se llama parte de confirmación. Mañana
vendrá el anestesista a realizarme un test.
Jueves 18 de mayo (8º día en el
hospital)
La mañana está tranquila. Una
pastilla de esomeprazol y otra de urbasón. Nebulización con una
mascarilla, por la que respiro Ventolín y
Astrobén (broncodilatadores).
Como todas las mañanas, me toma una enfermera la temperatura por el oído, y
otra me mide la tensión en el brazo. Mañana y tarde. Cada dos días me cambian
el esparadrapo de la vía del brazo. En el desayuno: leche con un sobre de café
descafeinado, cereales y fruta. Durante la mañana me cambia una enfermera el
esparadrapo de la vía y me quita sangre. Viene el médico de neumo a hacerme unas preguntas. Debe de
ser del equipo de la doctora Isabel Parra. Por último viene la anestesista, que
me hace preguntas relacionadas con la endoscopia de mañana. Si bebo, si fumo,
si he recibido transfusiones de sangre, si tengo dentadura postiza, etc.
después tengo que firmar.
Viernes 19 de mayo (9º día en el
hospital)
Me levanto pensando que hoy toca
la intervención, pero empiezo a sospechar que va a ser que no. El cartelito que
te pegan las enfermeras encima de la cama de “Ayunas –rayos-“ no me lo han
puesto, porque en la enfermería no han recibido ningún aviso. Es muy probable
que haya lista de espera y que mi turno esté en la cola, por lo que no será
para hoy viernes.
Desayuno y viene mamá Pascuala.
Al rato me llaman para hacer un TAC de fosas nasales, por si alguna mucosidad
baja a la garganta. La doctora me ve en el pasillo, yendo en la silla de ruedas, cuando me
llevaban a la planta -1, y me dice que puedo desayunar, que hoy no hay
endoscopia. Yo había desayunado hacía un rato. Será, quizá, para el lunes.
La prueba del TAC es normal y no
sale nada que se deba tener en cuenta. Se van descartando elementos. Falta la
dichosa endoscopia.
Tengo la mejor de las visitas.
Lena ha podido acercarse desde Águilas en coche con otras dos mamás. Ellas van
de compras y a Lena la recogerán a tiempo de que los nenes salgan del cole.
Visita fugaz pero que me da mucho ánimo para afrontar estos días tan monótonos,
que me recuerdan a la película Atrapado
en el tiempo.
A las 9:30 de la noche hablo con
mi amigo Vicente Poveda. Se interesa por mi salud. Qué buen amigo de la
infancia. La prima Lina de Jumilla se lo había comentado a su hermana. ¿Cómo se
enterará la prima tan pronto?
Me acuesto y a las 2:30 de la
noche me da una crisis. Es la más fuerte que me había dado, que yo recuerde. No
venía el aire. ¿Cuánto tiempo? No sé, 15, 20 segundos. Las enfermeras
sobresaltadas y nerviosas. “¡Ponle aire! ¡Urbasón
por la vía! ¡Llama al médico de guardia! ¡Tranquilo, tranquilo! ¡Ya se
pasa, ya se pasa!”. Poco a poco, con esfuerzo, con ruidos provocados por el
aire que quiere entrar cueste lo que cueste, voy respirando. Estoy temblando y
con el corazón a cien. Ya se va, ya entra aire, ya entra.
Otro susto. Paseo a continuación
otra hora por el pasillo y me voy a la cama otra vez. La vía se ha caído y me
pinchan en el otro brazo (otra vez) para ponerme otra vía.
Sábado 20 de mayo (10º día en el
hospital)
Con el desayuno me traen la medicación.
Me han doblado el urbasón (es un antiinflamatorio) de 4 mg se ha
pasado a 8 mg. Son dos pastillas, además del esomeprazol –protector gástrico- y me han puesto una dieta de protección gástrica en las comidas. Ya
no puedo elegir el menú.
La abuela está conmigo todo el
día. Se trae su fiambrera. Lina viene a por ella sobre las 5:00 de la tarde. A
las 6:30 se van. Me bajo a los ordenadores con José, un enfermo que se está
curando de una operación de estómago. Luego, en la habitación, me ponen por la vía
primperán (gastrorresistente) y a las
9:30 hablo con mis amores, mi mujer y mis hijos. Como tengo el miedo en el
cuerpo no ceno por si acaso me despierto de golpe, pero sí le hago una foto a
la bandeja (¡qué buena pinta tenía la caballa!). No paseo esta noche. Voy a la
cama después de subir de los ordenadores.
Domingo 21 de mayo (11º día en el
hospital)
Tal como suponía, sin cenar, no
me he despertado sobresaltado con asfixia. Siento un picor en la garganta y
pequeños eructos, pero nada más. El urbasón
de 16 mg me lo han cambiado por dos pastillas de 4 mg, es decir, me han
reducido la dosis de 16 a 8 mg. El esomeprazol
sigue igual, de 40 mg. Hablo con Lena por teléfono. Ahora voy a la ducha,
afeitado, dientes, y a ver el inglés. Al rato me acuesto y me duermo hasta las
13:00 horas. ¡Menuda siesta! A continuación me levanto y noto asfixia. Me pongo
a andar. Vienen los abuelos después de comer. Luego Pascual y Toñi. A las 6:30,
Lina viene y al rato se lleva a los abuelos. Me bajo a la sala de ordenadores. Veo
por internet un regalo para mis nenes: zapatillas de luces. Esto les encanta y
llevan mucho tiempo pidiéndomelo. Cuando vuelva a casa se las llevaré.
Me traen la cena y ceno con
apetito. El menú me lo han cambiado desde ayer. Ya no es “Basal” (supongo que
básico). Ahora es “P/G” (Protección gástrica, supongo). Espero que no se repita
esta noche la crisis. Voy a andar.
Son las 2:30 de la noche y me
despierto, pero no noto nada. Salgo al pasillo a dar un par de vueltas. Oigo a
José hablar. Lleva dos meses aquí. Está operado de estómago 3 veces y le ha
tocado como compañero un señor de Puerto Lumbreras con un cáncer de estómago.
Al pasar por el pasillo por la habitación 343 veo a un muchacho completamente
desnudo. Está un poco desequilibrado ¿Por qué estará aquí? Me dice que se ha
orinado encima y que si tengo otro pijama.
A las 4:30 me despierto de
repente con asfixia. Es flojo, pero me asusta, porque me tapa la garganta.
Ojalá descubran algo, porque esto se está repitiendo muy a menudo. Estoy
durmiendo con la cama inclinada pero nada. Después vienen eructos. ¿Qué será?
Lunes 22 de mayo de 2017 (12º día
en el hospital)
Vaya nochecita. Me despierto a
las 2:00, a las 4:00 y a las 6:00. A las 6:00 salgo a pasear. Me voy a la 7ª
planta de paseo. Sobre las 12:30 viene la doctora. Va a ver si mete prisa al
responsable de las endoscopias. Vuelve a las 2:00 de la tarde y me dice que si
mañana se anula una endoscopia a otro paciente, entro yo. Si no se anula,
entonces será para el miércoles. Me cuenta que la endoscopia con anestesista es
más difícil de programar. Me llama Paco del instituto. Para tramitar la baja le
tengo que decir el Código CIE. ¿Qué será eso? Luego me entero. Se lo pido a la
doctora, y me dice que por la ley de protección de datos, no tengo por qué decir
a mi empresa el código CIE (código que describe la enfermedad de un paciente). Muface necesita saber el código CIE, dice Paco. Un lío. Esta tarde veré el
impreso que está en el Dropbox para
enviárselo. Lina me va a traer este impreso en papel y se lo daré a la doctora.
A ver si puede rellenarlo.
Me traen el cartel sobre las 7:30
de la tarde. Desde las 12:00 de la noche, ayunas. Le pregunto al enfermero si
puedo dejar de cenar hoy y me dice que sí. Vamos a ver si es mañana la
endoscopia, o pasado.
Martes 23 de mayo de 2017 (13º
día en el hospital)
4:30 de la mañana. Tengo otro
pequeño episodio.
¡Por fin! A las 9:30 viene el
celador a por mí. Es difícil entender mi cara de satisfacción en ese momento,
sabiendo que te van a hacer una endoscopia. Me llevan a Rayos. Me duermen con
un jeringuillazo de líquido blanco que me introducen por la vía del brazo. Qué
sensación de indefensión! Al despertar, la enfermera me dice que todo ha durado
unos 3 minutos. Me lee el resultado y dice “¡Normal!”. –Bueno, me digo yo.
Puede estar mintiendo para que no me preocupe. O no. Descarto lo peor, aunque
estoy un poco contrariado. Entonces, ¿qué es?
Ya en la habitación viene el
médico joven sudamericano, delgado y muy amable. Me dice que es un caso raro lo
que tengo, que tendrá que hablar con su equipo. Este médico es de estómago.
Todavía no puedo desayunar, a causa de la autopsia. La bolsa con la ropa, las
gafas, llaves, cartera, se la había quedado un auxiliar de enfermería muy
atento. Lo suyo sería llamar a un guardia de seguridad y rellenar un impreso de custodia, pero no había
tiempo.
Ahora espero al médico a ver cómo
interpreta el resultado de la endoscopia.
14:30 horas. Después de comer.
Toso y me da un episodio medio. La comida ha sido a las 13:30, una media hora
antes. Viene Lina y Pascual. Luego viene Miguel, pero no nos encontramos porque
en ese momento estoy dando una vuelta por la calle. Durante la cena me ponen un
cartel “Ayunas laboratorio”. No hay que tomar nada de alimento a partir de las
00:00 horas. La enfermera me explica que es una analítica “de urgencia”, es
decir, que hay que realizarla sobre las 7:00 de la mañana.
Miércoles 24 de mayo de 2017 (14º
día en el hospital)
Las 5:30. Me despierto. No tengo
sensación de asfixia. Paseo. ¿Será la cena, que esta vez no me provoca reflujo?
¿Será que tengo menos ansiedad? A ver qué me dice la médico.
A las 7:00 de la mañana la
enfermera me saca sangre para la analítica. Después desayuno a las 8:00. Viene
mamá Pascuala con crema para mis pies. Después baja a comprar un regalo a Fran
(una revista de Clan con cartas de Pokémon). Seguro que le gusta. Ahora a
esperar a la médica.
Viene por fin a las 11:30. Me
dice que la endoscopia está bien, y la analítica también está bien. Termina
diciéndome que me va a dar el alta hospitalaria hoy. El alta laboral –dice-
podría ser el lunes, pero el médico de cabecera, después de ver el informe, es
el que me tiene que dar el alta. Tengo que ir al Centro de Salud en Águilas.
El médico del estómago quiere
seguir el tratamiento con una medicación. Tendré que volver a “La Arrixaca”
dentro de 15 o 20 días, en el Policlínico. La doctora Isabel quiere que la vea
después del verano, en septiembre, para ver cómo he ido evolucionando. Se lleva
los papeles de Muface para rellenarlos. Me va a dar in informe clínico de todas
las pruebas que me han ido haciendo. Incluso, antes de irme, quiere que haga
una prueba de espirometría (capacidad pulmonar) para también incorporarlo al
informe.
Me da el alta médica. Diagóstico: Reflujo gastroesofágico (ERGE) provocando un espasmo de la glotis. En Águilas
estoy a la espera de que mi médico de cabecera me diga cuándo me incorporo al
trabajo.
Esta doctora, y en general todos
los médicos, enfermeras, enfermeros, auxiliares, celadores, hasta el personal
de limpieza, se han portado de una manera excelente, altamente profesional. Me
siento orgulloso del sistema sanitario murciano, y concretamente de la calidad
humana que hay en el Hospital “Virgen de la Arrixaca” de Murcia.
Francisco Amós Tomás Pastor
Francisco Amós Tomás Pastor
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