La política como gran relato
"En España, el bloqueo político ha ido de la mano de la
polarización social: hay más voces, pero estamos demasiado divididos para
escucharnos. La paradoja es que, en vez de atender también a la crispación de
las relaciones sociales, toda la atención se centra en el Parlamento. Otra
paradoja: en una época que promueve el relativismo como garantía de la
tolerancia, la política ha pasado a ser el gran relato del que vale la pena
hablar; una fuente de sentido, que llena de significado y de emoción
nuestra vida.
Una cosa es seguir los asuntos públicos y participar en ellos,
con verdadera pasión incluso, y otra pensar que toda la realidad es política.
Es lo que sucede, según explicaba el filósofo Julián Marías, cuando
“ante una persona, si uno lo que piensa es si es de derechas o de izquierdas
(...) y [eso] es lo único que importa”.
La mirada politizada despoja de humanidad al otro. A partir de
un juicio sumarísimo, presumimos que una persona simpatiza con un partido o una
ideología. Y luego le endosamos los estereotipos que atribuimos a los votantes
del partido en que le hemos colocado. Ese expolio de la riqueza personal
empobrece las relaciones sociales, con respuestas automatizadas de adhesión o
repulsa.
Y
así llegamos a una tercera paradoja: a medida que lo identitario cobra peso en
la política, tendemos a personalizar más nuestra opiniones –si las
cuestionan, nos sentimos desaprobados o agredidos–; pero, al mismo tiempo,
despersonalizamos al otro, al que solo vemos como miembro de una tribu enemiga."
"Despolitizar la mirada, bueno para la paz social" de Juan Meseguer 14/11/2019 revista ACEPRENSA
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