La "Ley Trans"
Borrador de la “Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans”, la ley trans
Como señala la psicóloga jurídica y forense Laura Redondo en un argumentado hilo de Twitter a raíz de la publicación del borrador de la ley, esta nueva normativa puede perjudicar a las mujeres en cuestiones como las cuotas laborales, el deporte, la seguridad o la anulación de su protección. Basta pararse a pensar en competiciones deportivas donde se enfrentarán mujeres y personas trans en igualdad de condiciones, o en algunas profesiones tradicionalmente masculinas donde las mujeres han entrado con mucho esfuerzo (como el ejército o la policía). En cuanto a la violencia de género, una importante lucha del feminismo se diluye si en la ecuación se prescinde de la variable del sexo. Y eso sin entrar en el tema de los espacios seguros o las cárceles.
Riesgos para los menores
En cuanto a los menores, Redondo argumenta el daño que puede hacerles una ley que anula el sano desarrollo de su personalidad sin estereotipos de género, que les patologiza desde los 12 años o que permite hormonaciones y mutilaciones. Con otras palabras, las consecuencias que puede tener para los menores una ley que, en cierto modo, les utiliza como piezas de una compleja ingeniería social, son inimaginables. Y, de hecho, es el punto de la ley más controvertido y que más rechazo conlleva en amplias capas de la sociedad. Tal y como está redactado el borrador, la ley permitiría que los menores, a partir de los 16 años, cambiaran de sexo sin el consentimiento de sus padres. Un proceso que puede tener consecuencias de por vida.
Pero Redondo llega aún más lejos al señalar que, a pesar de sus buenas intenciones, la ley puede perjudicar especialmente a las personas trans, pues, al situar el género en una construcción voluntaria, el texto termina afirmando que cualquier persona es trans –o puede serlo en algún momento de su vida–, niega la disforia de género (que considera un estigma) y rechaza la posibilidad de que profesionales les evalúen con garantías.
En resumen, el borrador presenta una ley que necesita de una profunda reflexión y reelaboración para no resultar lesiva para muchos. Frente a los que defienden que las personas trans son un porcentaje muy pequeño de la sociedad y que proporcionarles algunos derechos que les ayuden a compensar la marginación que han sufrido hasta ahora no tiene que repercutir en el resto de la sociedad, está la cuestión de a cuántos colectivos puede afectar negativamente esta ley. En el fondo, late la idea de bien común y de colisión de derechos.
Se entiende bien cuando se estudia uno de los temas que ha “salido” del borrador inicial esperando tiempos mejores (estaba en una propuesta inicial de Podemos del 2018): la posibilidad de que quien no se sienta identificado con ningún género pueda acogerse al llamado tercer sexo: neutro o no binario. Probablemente serían pocas las personas que se acogerían a este tercer sexo, pero conllevaría la necesidad de importantes cambios legales, sociales, políticos y estadísticos que habría que estudiar para que no colisionaran con los derechos de la mayoría que sí se siente hombre o mujer.
Un debate complejo porque aborda algo tan sensible como la identidad, y que seguirá dando temas para discutir y reflexionar.
Ana Sánchez de la Nieta
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