Profesores en primera línea. Héroes.

Victoria Ortiz, profesora de matemáticas en Almería: "Me entró una crisis ansiosa; pasear por las aulas, enfrentarme de nuevo a esos pasillos, te das cuenta de que lo que tienes es un estrés postraumático"

Dos docentes de secundaria relatan en 'Herrera en COPE' el calvario de agresiones, la ansiedad y la falta de respaldo que les ha llevado al límite.



Esta mañana le daba a Jorge Bustos uno de los datos que más me asustan y me sorprenden de estos tiempos. Y es que 8 de cada 10 profesores de Secundaria en España han sufrido una agresión verbal o física en clase por parte de sus alumnos. Ocho de cada 10 profesores en España. En efecto, oficialmente, hoy se dedica más tiempo a controlar a los alumnos, a poner en orden una clase que a enseñar.
El profesor es quizá uno de los factores más determinantes para el éxito de un alumno en la vida, no profesional solo, sino también personal. Sin embargo, un 20% de los profesores que están hoy en activo pretenden dejar su profesión en los próximos 5 años. Y las bajas por problemas de salud mental se han triplicado en los últimos años.
Quiero presentaros a dos profesores. Victoria es profesora de economía y de matemáticas tanto en secundaria como en bachillerato, y tengo entendido que se ha reincorporado hace no mucho tiempo de una baja y una excedencia de 1 año y medio. 

-- Victoria, buenos días. Hola, Buenos días, ¿cómo estás?
- Pues curiosamente emocionada, la verdad que cuando estabas comentando eso me sentía muy identificada. Efectivamente un docente puede llegar a a marcarte y yo creo que yo soy docente porque tuve muy buenos profesores en mi tiempo, y eso fue lo que me animó a volver.

- ¿Cuándo has vuelto? El 1 de septiembre, de una excedencia de año y medio que estuvo precedida por una baja el curso anterior.

- Victoria, déjame que te presente a ti y a la audiencia también a Eduardo. Eduardo no es su nombre lo que ocurre es que nos han pedido no decir su nombre real. Él también da clases en ESO y en bachillerato. También le dieron una baja por ansiedad y ahora se ha reincorporado en un centro distinto al que estaba antes. Eduardo, Buenos días. - - --- Buenos días. ¿Encantado cómo estás? Pues bueno, ahora mismo pues con ganas de contar mi historia, escuchar también la de mis compañeros y compañeras. Y la verdad es que efectivamente, con ganas, pero al mismo tiempo, considerado un poco triste que tengamos que tener este tipo de conversación ya en estos tiempos, más aún teniendo en cuenta la figura del docente, pero es lo que hay y creo que cuanto más se cuenten nuestras situaciones, situaciones y nuestras experiencias, más rápido podremos encontrar una solución a todo esto.

- Victoria, me gustaría saber cómo han sido vuestras incorporaciones a clase. La tuya el 1 de septiembre, Victoria, un Instituto nuevo, Llevabas entre baja y excedencia, 1 año y medio fuera, ¿cómo ha sido la vuelta? ¿Como ha sido tu primer día?

- Mi primer día ha sido un poquito desastroso porque llevaba a mi hija conmigo y me entró una crisis de ansiedad. No había alumnos, había Claustro. Pero pasear por las aulas, por los pasillos, al final tú te das cuenta que lo que tienes es un estrés postraumático. Y me dije, oye, a lo mejor lo que tengo, es un problema que tengo que tratarme porque recuerdo que una compañera que había estudiado conmigo la carrera me la encontré por el pasillo y me llevó a un aula aparte y estuve con ella un rato hablando y tranquilizándome y al final me tuve que ir a casa. Al día siguiente lo que hice fue volver. Dije, voy a aprovechar ahora mismo que no hay clase y voy a volver poco a poco al Centro porque me tengo que familiarizar con él y me tengo que familiarizar con lo con lo que es de nuevo mi día a día.

- Eduardo, ¿cómo es hoy una mañana de clase en España? Y no sé si te sientes identificado con lo que dice Victoria.

- La verdad es que creo sentirme identificado en ciertos aspectos. Yo puedo también comentar mi experiencia en mi reincorporación a las aulas. Ahora mismo lo que sería una mañana típica sería ir a cada clase para encontrarme a los alumnos en los pasillos e intentar por lo menos tener una especie de control, sobre todo en mantener un control sobre ti mismo y también sobre aquellos alumnos. Tampoco puedes dejar que ellos vean tu ansiedad o tu temor. Porque al final del día tienes que mantener, tienes que aprender a tener una coraza, y al final no te llegue a afectar más de lo que realmente es, porque tristemente hoy en día muchos alumnos, considero que van al Centro por obligación. Van para pasar el rato y buscan intentar entretenerse y ver cómo pueden molestar más al profesor. Buscan cómo pueden intentar hacerse los poderosos de esa manera. Y considero que eso es un factor importante, ya que tenemos que luchar contra nuestra propia ansiedad. Tenemos que luchar también con nuestra propia idea de que podemos perder el control de los alumnos y que algunos de ellos, cuando ya huelan ese temor a perder el control, pues ellos pueden decir, vale, esta es la nuestra, vamos a hacer lo que queramos. Y entonces ya ningún número de partes o avisos o charlas, aunque a veces puede funcionar, muchas otras veces no.

- Victoria, ¿por qué tuviste que cogerte la baja?

- Bueno, pues como dice el compañero, cada vez que entras a un aula entras a una audiencia de 29 o 30 personas. Eso lo repites hasta 5 veces al cabo de la mañana. Entonces tú tienes que entrar con un ánimo que tiene que estar por encima del 100%. Porque, además, tú eres el referente en ese momento de las de los alumnos. Te están analizando completamente, desde que tú entras hasta que sales. Y tú tienes que infundir ese liderazgo en tu audiencia, sobre todo si te la quieres llevar a tu terreno. Y si al final quieres que esas clases se desarrollen con el mayor éxito posible, ese liderazgo se ve muchas veces afectado por la falta de respaldo que tiene el profesor en un determinado momento. Es decir, tú tienes que poner un parte disciplinario y ves que esos partes disciplinarios no llegan a nada, al final no estás respaldado. Cuando tú tienes que enfrentarte a una decisión polémica en una Junta de evaluación y tú tienes que decidir si el alumno titula o no titula, y tú, lo que tienes alrededor es compañeros y sobre todo miembros de equipos directivos que son tus superiores inmediatamente directos, que de lo que están es más pendientes de cumplir una estadística que de realmente evaluar si este alumno está para para seguir avanzando o incluso para salir al mercado laboral. Pues tú te cuestionas realmente cuál es tu papel y se te va mermando tu liderazgo. Luego cuando encima te encuentras que en muchos de esos casos puedes tener problemas con la Administración, porque la Administración empieza a cuestionar como das las clases o empieza a cuestionar cómo realizas tus funciones, o incluso empiezan a evaluarte disciplinariamente con situaciones que a veces son surrealistas, pues evidentemente tu ánimo se ve mermado. Entonces llega un momento por eso que tú por esa ansiedad y por miedo a perder los papeles en una clase con niños que además son menores, que, si te pones a pensarlo, dices si es que no puedo perder los papeles con alguien que no está a mi nivel, pues cuando tú ves que los puedes perder es cuando tú recurres a decir, oye, a esto tengo que poner una solución si no quiero caer en un mal mayor.

- Eduardo, no sé si podrías contarnos qué tipo de faltas de respeto, de agresiones has vivido y viven tantos profesores hoy en clase.

- Desde mi perspectiva, puedo decir que en el momento en el que llegué al Centro en el que estuve trabajando en el pasado, recibí desde el primer momento faltas de respeto. Desde frases en la pizarra llamándome “maricón” hasta alumnos que iban a mi casa a tirar bolitas de papel mojado y gritar. Perdón, - ¿Cómo que a tu casa, Eduardo?
- Ah, sí, muy sencillo. Siendo un pueblo pequeño, estos alumnos parece ser que me siguieron desde el Instituto hasta mi casa, y ya sabiendo donde vivía, pues no tuvieron otra cosa que hacer. Fue hace casi un año, en octubre, cerca ya de Halloween del año pasado. No se les ocurre otra cosa que tirarme bolitas de papel mojado a la ventana de mi casa donde estaba trabajando. Para ellos era una broma y yo desde mi propia perspectiva era, vamos a ver, yo lo veía en esta manera: esto es una falta de respeto, por supuesto, pero son chavales que no tienen nada que hacer y además, siendo de situaciones un poquito más precarias, no quiero meterles en problemas llamando a la Guardia Civil por algo que es una chiquillada en ese momento. Pero eso para mí fue un error porque las cosas fueron subiendo más de grado, luego vinieron los insultos y las faltas de respeto directamente hacia mi persona llamándome gilipollas, lo típico, lo que se dicen los chavales para intentar ir un poco más allá. En las clases un insulto ocasional se puede llevar. El problema es cuando en las clases intentan siempre sacarte de tus casillas, intentando gritar, chillar, tirar bolitas de papel cuando estoy girado o insultar a un alumno LGTBI. Situaciones así. Al final, el profesor tiene que estar siempre pendiente de cada situación y al final uno se siente más o carcelero o niñero. El profesor no está enseñando contenidos y eso muchas veces es lo que sus alumnos quieren, disrumpir la clase para luego tener un show. Y cuando ya ven que ya se pueden salir con la suya, que pueden chillar, que pueden gritar y que nunca les va a pasar nada porque, efectivamente, si se portan todo lo mal que quieren, se les pone todos los partes disciplinarios que haga falta, pero al final, por leyes o por Administración o por lo que sea, nunca se les expulsa, o se les castiga, y aunque la Administración del Centro en el que estaba sí que les castigaba y había charlas con los padres y se hacía todo lo que se podía, más allá de una expulsión temporal no se podía hacer nada y para ellos es unas vacaciones. Por lo tanto, ¿qué armas tenemos?

- Victoria, cuando hablamos de falta de respeto y agresiones, en tu caso cómo lo has vivido?

- Bueno, pues, como dice el compañero, yo también he sufrido esa esa falta de respeto. Incluso amenazas a la integridad física en determinados momentos. Pero es cierto que al final tú consideras que en el noventa y tantos por ciento de los casos se quedan en chiquilladas que no te van a ir a más. Es cierto que también hoy he hecho muchas veces el ejercicio que de separar lo que es la figura del docente, de lo que soy yo. Es decir, ellos están atacando la figura del docente. No están atacando a Victoria. No me lo llevo al terreno personal, mi inteligencia emocional me lleva a sobrevivir de esa manera. Pero hay una cosa muy clara, es que hay ciertos límites que no se pueden pasar. Yo muchas veces a los alumnos le les pongo el siguiente ejemplo: - ¿Tú le dirías esto un policía? Entonces dicen “es que no es lo mismo, maestra” Y yo les digo: “¿cómo que no es lo mismo?” La única diferencia es que yo te veo todos los días y al final hay un cierto aprecio entre tú y yo porque nos vemos todos los días. ¿Pero soy o no una autoridad que se supone en el ejercicio de mis funciones? Lo que pasa es que, aunque existe, en este caso en Andalucía, una ley que eleva la figura del docente a autoridad, ya te adelanto, Alberto, que no se hace en absoluto y que no prevalece mi versión por encima de la de un alumno. Entonces cuando tú te ves en situaciones de este tipo, el problema ya no es que tú digas: “temo, porque se cumpla la amenaza del alumno”, porque en la mayoría de los casos no ocurre. Lo que temo es que no me va a respaldar la Administración. Entonces ahí es donde yo sí me pongo nerviosa.

 - Eduardo, ¿qué ha pasado? ¿Por qué este cambio en los alumnos y en la gente joven? Yo, de mi generación, recuerdo a duras penas que hubiese uno u dos que interrumpiese en las aulas. Las faltas de respeto y las agresiones, no lo recuerdo.

- Si me permite hacer una serie de hipótesis, podríamos decir que lo primero de todo sería, que ha habido un cambio en la figura del profesorado en cuanto a su imagen. Imagino que hace unos cuantos años las figuras de autoridad eran mucho más valoradas y respetadas. Últimamente se han llevado a cabo reformas de la educación, y hemos intentado que los alumnos adquieran una serie de competencias y capacidades que les hagan más pensadores críticos, que sean más independientes. Pero al mismo tiempo también, podemos hacer una crítica de esto, ya que las figuras de autoridad, incluida la del profesor, en muchísimos aspectos en los medios, en películas o en periódicos. Muchos alumnos consideran la figura del profesor como una figura autoritaria que solamente quiere ser una molestia para ellos, que los conocimientos que se le intentan impartir en realidad no tienen aplicación o utilidad en su vida real. “¿Para quiero aprender esto? ¿para qué me sirve? Esto no sirve para nada.” Tienen ese tipo de pensamiento. Yo creo que eso he llevado a que al profesor se le vea más como una molestia, como algo que hay que aguantar, más que una persona que te puede guiar, una persona que te puede ayudar. Luego también imagino que sería la falta de fe en la educación formal. Hoy en día estamos viendo una crisis tanto laboral como educativa por todo por todo el mundo, y España no es una excepción. Ha creado la actitud y el pensamiento de que el colegio no sirve para nada. Esto para qué me sirve si no me lleva a ganar dinero. El conocimiento se ha convertido más en una herramienta para ganar dinero que en algo que te permite formarte como persona. Muchas personas simplemente buscan formarse, pues para tener para ganar dinero. Y si ahora ni siquiera produce eso, ni siquiera ir a la Universidad o tener buenas notas no es garantía de éxito laboral, ¿para qué entonces voy al Colegio?

- Yo creo a colación de esto (Victoria), que todo ha evolucionado así porque la sociedad ha ido evolucionando así y porque ya se cuestiona toda clase de autoridad. Yo he tenido ejemplos en institutos, donde he recibido reclamaciones, ya casi a final de curso. Y cuando las he recibido por parte de un padre, digo, bueno, pues no pasa nada, voy tranquila porque realmente voy a recopilar los exámenes y los exámenes de este alumno o alumna no tienen más de 1 y medio, con lo cual no tengo nada que temer. Es fácilmente justificable el suspenso de esta alumna. Y cuando me he entrevistado con el padre y me ha pedido la documentación y se ha llevado copia de la documentación, me he dado cuenta que el padre no me cuestiona en ningún momento los contenidos. Lo que me cuestiona es el documento. Es decir, voy a comprobar si el documento tiene la fecha, el título, examen de tal, si tienen los criterios de evaluación que estás evaluando, etc., porque si nó lo que voy a impugnar es la herramienta. Cuando ve que tiene un defecto de forma, pues mi hijo aprueba la asignatura. Entonces, claro, al final yo lo que digo es, vale, sí, puede hasta cierto punto llevar razón, ¿no? O sea, yo me puedo equivocar en hacer un documento administrativo para el cual además no estoy formada, ya que a mí no se me ha formado para realizar un procedimiento administrativo al obtener mi plaza de profesora. Pero bueno, al margen de eso, si la ley cambia continuamente y yo no presento los documentos como debe ser, quizá el alumno gana el fallo, pero ¿qué tipo de mensaje como padre estás trasladando a tu hijo?

Eduardo, de un tiempo a esta parte hablamos mucho o educamos mucho en cuanto al tú puedes hacer esto? Tú puedes, tú eres y, sin embargo, estamos dejando un tanto de lado al tu debes, el derecho frente a obligaciones.

(Eduardo) La gente últimamente lo que está viendo es más los derechos que yo tengo, pero sin tener en cuenta las responsabilidades y el deber cívico que antes, a lo mejor ahora sonará anticuado, sonará de los años 50, o los 40, pero yo creo que eso es algo que se ha perdido muchísimo y si no se recupera, las instituciones no se van a recuperar nunca. Un cierto respeto tanto de las instituciones hacia las personas, y las personas hacia las instituciones, que en este caso siendo las figuras del alumno y las familias al profesor y el profesor hacia los alumnos y hacia las familias.
El ejemplo que me acabo de dar me parece excelente porque, como ha dicho, hay cosas que no se ha comentado. Y es que el padre hay no nuestro interés por el contenido, si su hijo estaba aprendiendo la materia, sino intentar invalidar la figura del profesor a través del examen, haciendo que tuviera que aprobar por despecho, no por mostrar capacidades y por haber tenido fallos en el examen. Al final es aprobar por trampa, porque en realidad no se muestra ningún respeto ni hacia la figura del profesor ni hacia el conocimiento en sí. Solamente se quiere aprobar por aprobar, por tener un título y hasta que no se arregle eso, que es tanto alumnos como familias y se demuestre y las instituciones también nos respalden de verdad, pero me refiero apoyando la figura del profesor, intentando ayudar para que se mantengan todos los estándares de los exámenes y los criterios y demás estén bien adecuados y además que se preocupe más de la figura del conocimiento y que se aprendan a aplicar esos conocimientos algo más que en la forma de los exámenes.

Victoria tiene una niña de ocho 8 años, que quiere ser profesora. ¿qué le dices?
(Victoria) Pues yo me la llevo de vez en cuando al Instituto para ver si le puedo quitar la vocación. Pero sigue desde que tenía 4 años diciendo que quiere ser profesora.

¿Cómo te enfrentas tú cada mañana cuando tienes que ir al colegio?
(Victoria) Hay días y días. Hay algunos días, en los que te encuentras por los pasillos a algunos de tus alumnos y te dicen, “Seño, ¿cómo estás hoy?” “No te vayas a ir, eh?”  o “¿por qué faltaste ayer?” Entonces cuando ves esas muestras de cariño dices, pues tengo que seguir, pero sí te digo que a mí me hace mucha gracia porque tú has comenzado en este espacio diciendo que el 20% de los docentes quieren dejar la enseñanza. Yo tengo otros datos de otros estudios que dicen que el 47% del profesorado se plantea dejar la enseñanza, y yo todos los días, cuando entro, recuerdo en qué momento, yo hice determinados esfuerzos pensando que esto era mi sitio, en qué momento.

Victoria, espero que sigamos hablando y que esto cambie.

Eduardo, te quería hacer una última pregunta, no sé dónde te ves en. 5 o 10 años. (Eduardo) Bueno, es algo que me pregunto muchas veces y la verdad es que tampoco lo tengo demasiado claro ahora mismo. Yo voy a seguir formándome, porque al final yo creo que lo mío de enseñar es vocacional. Yo he tenido también la fortuna de enseñar en otros ámbitos, más allá de la educación secundaria. Me he dado cuenta que a mí me gusta enseñar, me gusta ayudar a las personas que de verdad quieren aprender y que de verdad quieren tener un objetivo y una meta que cumplir. Así que ¿dónde me veo? Pues puede que, enseñando en una escuela oficial de idiomas, puede que incluso en el extranjero, ya que tengo la capacidad de idiomas que me permitiría viajar y puede ser que mi sitio esté en otro tipo de centros. Puede en un sitio donde se respete más a la figura del profesor, donde la gente requiera los contenidos de verdad que yo soy capaz de proporcionarles, la enseñanza que les puedo dar y que de verdad lo van a aprovechar para su futuro. Yo creo que todos empezamos la profesión queriendo ayudar. El profesor es una figura principalmente altruista, quiere ayudar a las personas, quiere ayudar a sus estudiantes a alcanzar su potencial. Pero cuando te encuentras todos los días en situaciones en las que alumnos sin ningún interés por aprender, familias que solo quieren el aprobado, que quieren incluso simplemente llevar a los niños al día, a los colegios, apuntarlos a los colegios, a colegios o institutos solamente para dejarlos en un sitio. Esto afecta todos los días en cuanto ánimo a energía. Esto al final lo único que hace es comerte. Pero, a pesar de esto, creo que nunca se pierde realmente la vocación, yo creo que al final el profesor lo que quiere es ayudar siempre. Por lo tanto, yo creo que continuaría esforzándome en enseñar en algún otro punto donde de verdad pueda sentir que estoy realmente haciendo algo, donde de verdad mi trabajo valga para algo.

Un abrazo fuerte, muchas gracias, Eduardo.

(Jorge Bustos) - El profesor es una profesión de riesgo, y un país donde los profesores casi la mitad, dice Victoria, se plantean dejarlo, dejar la dureza de las condiciones en que tienen que dar clase, es un país que relacionado con los datos de PISA que tenemos y con baja productividad y con bajo salario, porque no formamos gente y las empresas privadas quieren pagar bien porque su trabajo necesita gente competente y bien formada…
 Todo está relacionado entre sí. ¿En qué es diferencialmente peor España, en relación a otros países que también sufren la disrupción tecnológica, la crisis de la atención o las pantallitas? El hecho de que los alumnos de hoy objetivamente tengan menos capacidad de atención que los de antaño, básicamente porque están entrenados para el TIK-TOK. Se ha modificado el cerebro de los niños. Es distinto que el de los que nos educamos con libros de papel. Bueno, eso le pasa a todos los maestros de todo el mundo. ¿Pero, cómo lo hacen otros países para reforzar la autoridad del profesor? Ahora este curso hemos contado al principio de la vuelta al cole la retirada de los dispositivos digitales en muchas aulas y en cada vez más colegios. Pero no sé si se puede revertir todo eso. Me acuerdo de la propuesta de que hubiera un MIR de profesores. Igual que el MIR para los médicos es uno de los grandes éxitos en España, la formación de los médicos españoles es un éxito del país, ¿por qué no extender el MIR a los a los maestros y los profesores y estuvieran bien pagados y estuvieron bien motivados y que tuvieran todas las facilidades para restablecer la autoridad en el aula. Sé que esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero si tenemos los diagnósticos, no sé por qué tan difícil firmar esto, un pacto de Estado, en lugar de tener profesores depresivos, planteándose cada mañana si quedarme en casa porque parece que voy a la Franja de Gaza, ese país no tiene ningún futuro.

Jorge, seguimos. Un abrazo, Alberto.

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