The Americans.
Serie
de ficción de la cadena de televisión FOX basada en el diario de un agente del KGB, Vasili Mitrojin, y creada
por un exagente de la CIA, Joe Weisberg. Ambientada en los años 80, en la
última década de la Guerra Fría en los Estados Unidos de Ronald Reagan. Una
pareja de espías soviéticos del KGB (agencia de inteligencia de la Unión
Soviética) viven en Norteamérica llevando una vida oculta. Mientras que de cara
a la sociedad y a sus vecinos son personas normales, (gestionan una agencia de
viajes) esconden un trabajo de espionaje para el KGB.
Tienen
dos hijos, pero éstos ignoran absolutamente la verdadera identidad de sus
padres, ni siquiera saben que son rusos. Para los chicos, sus padres son normales, aburridos, previsibles. Ni se imaginan lo que llevan entre manos. Misiones
que provienen de Moscú, con las que consiguen equilibrar la difícil inestabilidad de las relaciones USA-URSS. Viven “en la arena”, sobre el terreno,
en la Guerra Fría.
Secuestros,
asesinatos, documentos secretos, contraespionaje, infidelidades, agentes,
infiltraciones, pelucas, pisos francos, todo un conglomerado de situaciones límite
entre agentes del FBI y del KGB.
Es una
serie muy adictiva, que engancha, con actores muy creíbles y situaciones
vividas con angustia. No hay buenos ni malos. Todos se embarran en el chantaje, la mentira, la traición, la venganza y la desconfianza.
Hay un
asunto que personalmente me descoloca y es esa vida oculta de unos padres de
cara a sus hijos. Solo pensar en el descubrimiento de esa verdad, que tarde o
temprano se producirá, me da escalofríos. Aparecen precisamente los hijos en la
edad más crítica y vulnerable, de 10 a 15 años. Eso me afecta porque tengo
hijos de esa edad. Será que me veo reflejado en esos padres que les toca ser ejemplares con sus hijos. Será que estoy ligado a la “madre Rusia”.
Tus hijos
quieren verte íntegro. Tus hijos tienen el sagrado derecho a que no les falles
nunca. Y eso pasa por cuidar de forma exquisita tu matrimonio.
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