CODA: Los sonidos del silencio


 


West Side Story no es el único remake nominado este año a los Oscar como mejor película. Con mucho menos ruido, pero con méritos propios, CODA ha conseguido “colarse” en esta categoría. La película es la versión americana de la cinta francesa La familia Bélier, que cuenta la historia de una familia de sordos y cómo la hija menor, la única oyente de la casa, tiene un talento especial para la música. Un talento que no puede compartir con sus padres ni con su hermano.

El argumento es exactamente el mismo en esta versión y los cambios, mínimos: la campiña francesa ha sido sustituida por el ambiente pesquero y el tono de dramedia francesa ha evolucionado a un tono indie que le sienta muy bien a esta feel good movie.

Sorprende que una película tan sencilla y directa en su conflicto –una historia de iniciación pura y dura– funcione tan bien. Quizás precisamente por esa decisión de que todo gire en torno al conflicto de la protagonista, que tendrá que elegir entre seguir sus sueños o cuidar a su familia. Al apostar por simplificar subtramas y explorar los sentimientos de cada miembro de la familia, la cinta consigue llegar a un espectador que, aunque no tenga las dificultades concretas que los personajes tienen –una discapacidad que puede aislar mucho–, sí comparte con ellos muchas otras cosas como la necesidad de apoyo, la importancia de la comunicación –con palabras o con gestos– o la realidad de que el cariño de la familia es el más seguro salvavidas.

El acierto de casting es absoluto. La naturalidad un poco ruda y malencarada de los integrantes de la familia equilibra la emotividad de la historia. La música, además, ayuda a disfrutar una película empeñada en demostrar que el ser humano es un ser capaz de amar. Y que en esto radica su grandeza y su felicidad.


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