Otro que se va.


 21 marzo 2024. Murcia, jueves, temprano, MUERE LA TÍA JUANA en Jumilla.






 El pasado jueves falleció mi tía Juana. Una persona que la recordaré siempre como una gran luchadora, para sacar a una gran familia adelante. Con esa sonrisa y amabilidad constante, esas ganas siempre de agradar, de que estés a gusto en su casa. “¿Cómo están tus padres?” “¿Quieres un sequillo?” “¿Sabes lo de este, el pariente? ”Desde hace tres años se ha ido apagando. El Alzheimer le ha ido dejando sin memoria, sin recuerdos. Conocía a todo el pueblo, y era muy querida por todos. Ya está con el tío José María, que nos dejó hace ya un tiempo. 


Y de vuelta al trabajo me encuentro con esta norma de entregar un justificante del tanatorio y el libro de familia en el que aparezca la relación de parentesco. Me parece de una inhumanidad asombrosa. No hace falta que te diga la poca humanidad que tiene esa medida. Puede dar pie a la picaresca docente, pero a mi me daría pudor pedirla al profesor afectado. Claramente mina la confianza entre compañeros, algo fundamental entre profesores que nos tratamos día sí y día también. Déjalo, lo entiendo. Pondré “indisposición leve temporal”. Y te digo que tengo a mis padres mayores. Faltaré a clase más pronto que tarde, por el mismo motivo. Te aseguro que no diré que he faltado porque he ido a enterrar a mi padre.


Yo entiendo esta forma de actuar como el llevar un caballo bien agarrado de las riendas y tirando del bocado, para frenarlo y que no se mueva donde no quieres que vaya. Ayer hubo  unas 12 faltas de profesores. Así hay que llevar al profesorado, con mano de hierro, sin dejar pasar una. No hay compañeros, hay trabajadores que no trabajan, y es mi responsabilidad. Solo hay falsas sonrisas, palabras bonitas pero huecas, todo fachada.


En cuanto a mi tutoría de 2ºD, y en concreto el asunto de Ferial, se han seguido los argumentos del profesor quemado. Que se encargue Jefatura de Estudios del grupo, yo no puedo hacer más. Yo lo he intentado, pero no he podido. Yo corto, dimito, y que se quede todo como está, que está muy bien. ¿Qué voy a decir? No sé qué decir. Estoy un poco en shock, porque yo no voy en contra de nadie. Voy a favor de los alumnos, para que mejoren, pero si no se puede hacer nada, pues nada. Yo sí creo que se puede hacer algo, pero hay que poner un poquito de nuestra parte, y si tiramos la toalla porque así es muy fácil, pues nada. Se acabó. No tengo ningún argumento. La profesora de Orientación, que podía apoyarme, no asistió a la reunión. La profesora de apoyo solo vino a esta sesión para decir que ella lo estaba haciendo bien. ¿Cómo lo vas a hacer bien si en dos años no ha aprobado ni una asignatura, no sabe hablar español y además la niña dice que en sus clases no hace nada? No voy a decir cómo debes dar clase, pero no va todo bien. En la asignatura de Lengua, tampoco se puede hacer nada. Pues yo creo que sí. Hay que tenerla delante y con fichas más sencillas. Es un grupo pequeño, de 23 alumnos, y creo que se puede trabajar con la niña. Una se pasa la hora durmiendo, la otra no viene casi nunca, al final nos quedamos en 20. Un grupo de 20, casi que se puede trabajar bien de manera más directa.


Por último quiero decir que no entiendo (bueno, sí entiendo) la apostilla final de la Jefa de estudios en la sesión de mi tutoría. Está claro que lo suyo es hacer amigos. Se le da bien decir lo que tienen que hacer o decir los demás. Y además de cara a todos, para intimidar y procurar que nadie piense diferente. Lo siento, pero a mí no. Pensamiento único, por favor, no. Soy libre de decir lo que quiera dónde y como quiera. Yo hablo con quien quiero y como quiero.

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