Coro del Colegio -Mihai Viteazul- de Alexandria -Rumanía-

El profesor de música Grosu Tudor ha sabido crear un popurrí de canciones melódicas románticas muy apropiadas para los intérpretes infantiles. Las voces blancas con su tesitura aguda mantienen una afinación precisa, una corrección en la ejecución, y una claridad en la pronunciación, a pesar de no ser su propio idioma. El acompañamiento del violín acentúa la belleza de estas melodías populares. Los instrumentos de percusión Orff (triángulo, caja china, güiro, maracas, castañuelas), dan ese suave toque español. Los niños juegan con los fortes y los pianos siguiendo las indicaciones de su maestro, manteniendo un tempo correcto.





            Con Baila morena,  que abre y cierra la canción española, como en las demás piezas, se entiende perfectamente el castellano en la interpretación del coro de niños y niñas del colegio de Alexandria. Julio Iglesias estaría muy satisfecho de su versión.

La canción  Quizás del cubano Osvaldo Farrés, ha sido interpretada por los grandes de la música latina, como Celia Cruz, Nat King Cole, Luis Miguel o Sara Montiel. También son famosas las versiones de Andrea Bochelli con Jennifer López. Incluso hay versiones en inglés, como la de Doris Day.

La canción La paloma fue compuesta por el español Sebastián de Iradier hacia 1863, y ha sido una de las canciones más populares que se han escrito. Incluso se dice que ha sido grabada y versionada más veces que la canción de los Beatles Yesterday.

Amapola, de J.M. Lacalle, es otra canción vinculada de una u otra forma a Cuba, eje central de todas estas melodías románticas y boleros de finales del siglo XIX y principios del XX, época del surgimiento de la radio y de la difusión por los primeros discos de vinilo de la ópera, la zarzuela y la canción romántica.

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