Lunes amargo.

Así lo venía pensando de vuelta a casa después de la jornada laboral. Una hora de coche, y si vas solo, da para mucho. Cuando no cumplo los objetivos marcados con mis alumnos salgo con mal carácter, apenado, apesadumbrado. El grupo de 3º (ESO) (Compulsory Secondary Education) tan numeroso, tan hablador, y con alumnos tan vagos, es que a veces no se por dónde cogerlo. Y les aviso, por favor, dejadme dar clase, dejadme explicados esto, que aunque no os interese a algunos, a otros sí. Y nada. Los grupitos se ponen a hablar, y los separo, y aviso, y sigo y pongo esta audición, y siguen hablando, y tocamos la flauta, y los de siempre no la traen, y siguen hablando, y ya no puedo más. Y se acabó: tú, tú y tú tenéis una amonestación grave, por reincidencia, por molestar una y otra vez, por venir a clase sin interés ninguno, sin material, faltándole el respeto al profesor al no prestar atención…

Y así se me queda el cuerpo. Mal. Éste, por esta amonestación, se va a su casa dos días. A la otra, por esta amonestación, su padre le va a decir dos palabras cuando llegue a casa. Al otro le da igual todo… Y otros se han librado y quizás han hablado más, y más se lo merecían. Y luego vienen en otro cambio de clase, que si por favor, que si por favor… (Si son buena gente, pero poco estudiantes. Más aprovecharían de otra manera, y no en clase…)

Y luego hablo con los padres, y unos me lo echan en cara: "contigo mi hijo no sé lo que pasa"… otros se ponen de mi parte… otros no contestan…

Y yo vuelvo a casa con mala cara, con desasosiego, con tristeza. Hoy no he sido buen profesor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El agua y la música en Carlos Blanco Fadol

La canción de Shakira habla de 5 temas… y no solo de Piqué

Verano 2021 Familia Tomás Ilina